viernes, 28 de febrero de 2014

Tengo un papá celoso

Tengo un papá celoso al que no le gusta que de muchos abrazos. No le gusta que tenga tantos amigos a menos que también sean los suyos. Es un papá que no llama mucho, pero se pone triste si no lo llamo. Y cuando le doy besos a un hombre quisiera llorar y taparse los ojos sin que me dé cuenta, porque aún no quiere, pero sabe mejor que nadie que ya estamos lejos de nuestras niñerías.

A mi papá le puedo cambiar el nombre. Le puedo poner apodos y puede hacerme niño mientras jugamos a darnos golpes, pero es el que mejor me ha enseñado que jamás debo dejar que nadie me ponga un dedo encima si no es motivo de caricia.

Mi papá es el hombre que sabe cómo entender mis decisiones y esta pendiente de cada nuevo pedalazo que doy, me deja usar "rueditas", me da empujones, pero también me deja caer y sabe llegar después no para levantarme, sino para darme la mano y ver cómo me levanto sola.


Sus celos nunca son evidentes, a menos que demoremos mucho tiempo en hablar. Siempre me deja saber dónde lo puedo encontrar, pero no le importa si no le digo a dónde voy o dónde me encuentra porque sabe mejor que nadie que somos pasajeros del mismo vagón y bajaremos en la misma parada.


Quiero tener siempre a ese papá celoso que nunca deja de preguntarme cómo estoy, antes de dónde estoy.





Lo primero a mi hijas

Sentir cuán tuyo es.
Cuán lejos se siente para el momento en que ha salido...
Ellas son un pedazo mío por fuera, es mi misma piel, es la extensión de mi alma que ahora deambula sola entre el mundo y a la cual debo resignarme a cuidar hasta que este mundo me las arranque de los brazos y yo con total cordura, deba entender que ya dejan de ser parte de mí. Que son una sola persona que mi hija... cada una de ellas, merece un mundo: su mundo. Mientras mi corazón se contrae y solo me deja sentir un enorme vacío para entenderlo de la manera más racional posible. Pero mientras ese día llega... espero poder en cada una sonrisas, tardes, mañanas y alegría fosilizada en sus almitas tan puras, para que cuando necesiten fuerza y un corazón latente, fuerte, amurallado de valentía tengan siempre sus retazos para desempolvar y ponérselos completos.