lunes, 28 de marzo de 2016

Ríe chinito(a)

Por estas horas, la escucho. La escucho y se viene como cascada, un aroma a vino con el fragor que nos invadía esa noche. Se inflan los muros atiborrados de una humareda que se escapaba por la ventana mientras repetíamos la canción una y otra vez... Y los planes que hicimos para más adelante, se escaparon igual por esa ventana. Sólo ahora me doy cuenta, que debimos haber tenido ese mismo afán en hacerlo todo, como si estuviésemos empezando esas maletas llenas de comida y ropa, que alistábamos cuando salimos del concreto que nos consumió cada día. Entre nosotras, está más que claro que el tiempo no tenía esa elasticidad, que pretendíamos estaba implícita dentro para lo que buscábamos. En cualquier caso, el único tiempo que se repite una y otra vez, ahora que ya no estás, es el de las canciones que quedan grabadas en la memoria y se cantan cada vez que son reproducidas por uno de esas cajas parlantes que vibran... Y porqué no, las canciones; todas al mismo tiempo, de la misma forma, en la misma voz... Ahora solo la mía. Tu, riendo a carcajadas pero haciendo el baile de los brazos al sol, como un cronopio, mientras yo trastabillaba la letra que no me sabía, pero que el ritmo me sugería cuál era la estrofa que debía repetir. Se quedarán por siempre revoloteando entre las marañas de la noche y la madrugada las notas que arrullaron nuestros vinos e interminables conversaciones.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

ME HINCHAN DE RABIA SUS CONVENCIONALISMOS: aquí esta su respuesta

No me casé de blanco, con un vestido largo grande, pomposo y despampanante. Me casé de blanco y negro con pantalón, camisa blanca, abrigo gris y zapato de tacón bajo.

Tampoco hice una grandiosa recepción llena de luces y sacristanes que vigilaran mi unión, mientras declaraban la promesa de vida, que ya compartíamos, desde mucho antes que un desconocido en la notaría pusiera el sello de aprobación de nuestro casamiento. Sólo necesite uno que otro bombillito cerca de 70wtz para leer bien la letra chica que decía algo como: "comparte, techo, lecho y mesa".

Estuve lejos de tener cientos de invitados que 'cuchichearan' si me veía o no bonita con mi traje, si estaba o no peinada, si se me veía feliz o me veía obligada a aceptar el compromiso. Elegí no tener más invitados que mi maravilloso esposo y mi hija que solo soltaba risas y fue la única banda sonora que quise tener de fondo para la marcha emprendida hacia la mesa de firmas.

Jamás pensé en cómo debía acomodar en la recepción a los asistentes de la boda, puesto que las sillas ya estaban bien ubicadas en el recinto y el espacio estrecho nos facilitó las cosas para ubicarnos cómodamente a leer y firmar el contrato de vida.

Así que mi respuesta que para todos aquellos que se preguntan ¿cuánto llevo casada? ¿cuándo fue que me casé? ¿acaso si estoy cas(z)ada? Bueno pues sepan que no me han caZado, yo, elegí caSarme, cuando me dio la gana, donde me dio la gana, sin la opinión ni el permiso de nadie y con quien siempre he tenido la gana de estar. ¿La celebración? Bueno por si no se han percatado, ustedes asisten cada vez que los veo, porque somos el tipo de pareja que comparte, sonríe y vive la plenitud de la unión en la marcha. No, la  que se unta de excusas para encontrar un 'buen partido' que se atiborra de regalos antes de la boda, pero después ya ni saben qué hacer porque no hay más nada, que rutina, problemas e hijos. Nosotros, en cambio, somos una sola familia, una sola unión y un desaliento a sus convencionalismos. Estúpidos, por supuesto. Mejor ahorrense la preguntadera y aprendan a leer, pero de verdad LEER, no ojear las formitas redondas del abecedario creyendo que así no más se alimetan.

viernes, 7 de noviembre de 2014

Nebulosas

Ella, sostiene en la mano izquierda el cigarrillo y mientras espera a exhalar el humo que baja por su garganta, se acaricia la yema del pulgar con el dedo corazón. Qué ridículo nombre para un dedo -piensa- mientras acerca de nuevo el cigarrillo y lo apoya en el labio inferior para inhalar otra bocanada de nicotina atrapada y quemada con lo que también podría ser un suspiro.

viernes, 25 de julio de 2014

Sonatina

Para mis niñas que lo pidieron cada noche antes de dormir. Porque las verdaderas princesas tienen corona de papel hecha en casa y lo han aprendido muy bien; porque espero que siempre Sonatina despierte en sus corazones nuestras noches de cuentos y se les borren las tristezas con nuestro papel de colores.


La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave de sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.

El jardín prueba el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.

¿Piensa acaso, en el príncipe de Golconda o de China, 
o en el que ha detenido su carroza argentina 
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?

¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa
 quiere ser golondrina quiere ser mariposa,
tener alfas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo
o perderse en el ciento sobre el trueno del mar.

Ya no quiere palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte,
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.

¡Oh, quién fuer hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa esta triste. La princesa está pálida.)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe,
(La princesa está pálida. La princesa está triste.)
más brillante que el alba, más hermoso que abril!

Calla, calla princesa -dice el hada madrina-;
en caballo, con alas, hacía acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con un beso de amor.

Rubén Darío

miércoles, 16 de julio de 2014

La nariz

¿Cuál es esa ansiedad de mi nariz por querer saberlo todo?.. por husmear y meterse debajo de las puertas. Por anticiparme en cada esquina que hay comida qué es lo que cocinan.
Por momentos pareciera atrapada en la telaraña de los huesos y cartílagos que no la dejan salir a pegarse en cada ventana, bajarse cada vez que llegamos a un piso y escabullirse por cada rinconsito libre que le queda para ir tocando con sus alambrosos dedos lo que ocultan los muros.
Sospecho que no le gustaría tener ojos, pero si lengua para confirmar los aromas y excitarse cada vez que da una probadita de su sentido.

viernes, 16 de mayo de 2014

Así se anula un niñ@

Qué tristeza ver cómo la ignorancia de un padre puede llegar a permear y anular la imaginación de un niño. Mi comentario se refiere a lo siguiente:

A mi hija Violeta de 3 años le gusta jugar con muñecas, casas, ollas, carros, estaciones de bomberos, peluches y el hombre araña. En días pasados escogió en una tienda su "Spiderman"; se mostró feliz porque finalmente podría tener uno al igual que sus <>, (hago el énfasis debido a que el mayor anhelo al tenerlo, era poder entrar a jugar con sus amigos Federico, Jacobo y Juan Diego). Estuvo dichosa desde el miércoles, día en que llevó a su juguete para compartir en el recreo con sus compañeros. Llegó a contarnos todas las anécdotas del día y expresó la felicidad por haber podido jugar en el grupo de los niños. Sin embargo, hoy cuando llegó a casa, solo preguntaba una y otra vez por "Spiderman", lo busqué durante 30’, pero el juguete no apareció. Le indiqué que era ella quien debía buscarlo porque ella había sido la última en verlo. Busco un buen rato entre sus juguetes y debajo de la cama... hasta que se acercó a mí y dijo que se había quedado en el jardín. Entre el afán cometí el error de llamarle la atención por haber perdido de vista al muñeco y no traerlo a casa: ella empezó a llorar, no entendí su reacción (pues no le levanté la voz y el comentario no lo hice en tono de regaño). Sin embargo, al ver como se acongojaba y su llanto aumentaba, me acerqué para preguntarle por qué lo había olvidado. Mientras la abrazaba para calmar su llanto, decía tartamudeando que su amigo "Sacobo" (así pronuncia el nombre de Jacobo), se lo quitó de sus manos, quedándose con él y lo había llevado a su casa. Le pregunté cuál había sido su respuesta para él y me contestó de la manera más auténtica y tierna: - Le dije que no lo volviera hacer mamá-. Seguí indagando mientras me llenaba de impotencia al saber la tristeza que mi hija sintió cuando el niño finalmente le dijo (en palabras de Violeta): - Esto no es para niñas-.

Tengo la claridad de que en los niños siempre habrá un poco de egoísmo, el sentido de pertenencia y atención única sobre un objeto o persona en especial está presente desde que nacen y con los años desvanece o permanece. De todas maneras también estoy consciente de que la consciencia en los niños (valga la redundancia), se debe manejar desde los primeros años para que nuestros niños no lleguen a ser personas egoístas, envidiosas y sobre todo “una carga para la sociedad”. Creo que ante todo debemos criar niños útiles para la sociedad que sean conscientes y aprendan desde temprano la objetividad y el respeto. Necesitamos seres humanos que observen y se detengan a analizar, pensar y resolver  problemas; no que se queden mirando las condiciones de discapacidad, el color de piel (pensando que hay “razas” que nos separan, cuando las razas no existen y no son más que un invento del hombre, así como las “clases sociales”, etc.), la inclinación sexual y condiciones finalmente a las que cada uno pertenecemos y son características que nos definen, pero no por esto se debe dividir. Lo ocurrido con mi hija mayor, me hace pensar en mi hija menor: Emma, quien desde que nació tiene un hemangioma entre su frente y nariz, que destaca y para muchos la aparta de ser una “belleza estereotipada”, gente imprudente fisgona y chismosa es lo que he conocido en aumento durante estos últimos cuatro años, desde que soy Mamá. Para mí (sobra decirlo) es mi hija ante todo y como madre amo toda su piel y rincones. Sorprendéntemente Violeta que ya tiene consciencia de muchas cosas y es capaz de hacer preguntas relacionadas con el clima o los sentimientos de una persona o un animal, no ha preguntado por qué su hermanita tiene una ‘pelotita’ en su frente, pues para ella eso no la hace diferente de ‘los demás’, sencillamente es la condición que ella tiene en estos momentos. Violeta no ha aprendido a mirar de manera diferente a un hombre que tiene muñones y pasa por la calle vendiendo artículos. Tampoco se asustó (como muchos creerían), con el señor de la hamburguesería que tenía su rostro quemado y atendió nuestro pedido. Le regaló sonrisas y mantuvo conversaciones cortas con él sin hacerle preguntas por su rostro y en cambio agradeciéndole por darle la gaseosa que había pedido. Tal vez en algún momento ella decida preguntar los rasgos que tienen las personas desde luego; pero nunca serán entendidos como defectos. Porque defecto es lo que tienen aquellas personas que se dedican a matar y hacer daño a otros.

No puedo decir que nunca he caído en algún comentario que haya estado acompañado de subjetividad o rechazo; pero lo que sí puedo decir es que me he vuelto más consciente de que no quiero ser esa persona y de que la forma más inmediata de activar esa consciencia, es a través de mis hijas. No pretendo ocultarles cómo “funciona” nuestra sociedad, pero sí creo que está en mis manos y en las de mi esposo darles a entender cómo pueden contrastar esa “funcionalidad”, partiendo del precepto en que tenemos el poder de no convertirnos en obstáculos para nuestros hijos/as y que ellos/as tienen y deben entender por nosotros la importancia que merece conocer, respetar, compartir, aceptar, tolerar y saber que siempre habrán condiciones distintas en todos que reflejan gustos, pensamientos y afinidades por determinadas cosas, ideas y personas.


Para cerrar quiero recalcar cómo lo que hoy vivió mi hija, es un síntoma claro de cómo los papás nos encargamos de condicionar a nuestros hijos enseñándoles ‘lo que es’ y ‘lo que no es’, realmente importante en la vida, qué separa y qué divide. No culpo al compañerito de mi hija por su comportamiento, finalmente entiendo y sé que él, es una réplica de lo que sus padres le han mostrado, pues no siempre lo que les decimos de manera directa es lo que se queda en nuestros hijos y es muy ingenuo de nuestra parte pensar que solamente lo dicho es lo que se aprende. Todo lo que ellos perciben de nosotros, es lo que aprenden. Finalmente invito a quienes elijan leer esta carta abierta a pensar en cómo nuestros ejemplos se convierten en obstáculos para los niños los cuales muchas veces podemos ayudar disolver pensando que sí marca una gran diferencia el hecho de detenerse a decirle a un niño o niña cuál es el juguete que debe o puede usar para sus juegos.