viernes, 7 de noviembre de 2014

Nebulosas

Ella, sostiene en la mano izquierda el cigarrillo y mientras espera a exhalar el humo que baja por su garganta, se acaricia la yema del pulgar con el dedo corazón. Qué ridículo nombre para un dedo -piensa- mientras acerca de nuevo el cigarrillo y lo apoya en el labio inferior para inhalar otra bocanada de nicotina atrapada y quemada con lo que también podría ser un suspiro.

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